viernes, 23 de noviembre de 2007

Paz... ¿Qué clase de paz?

Si los dictadores y los demócratas van a dialogar sobre la paz, es necesario tener ideas claras por los peligros que ello implica. No todos los que emplean la palabra "paz", quieren la paz con libertad y justicia. El sometimiento a una cruel opresión y el consentimiento pasivo frente a los dictadores desalmados que han perpetrado atrocidades a cientos y miles de personas, no constituye una verdadera paz.
A menudo Hitler llamó a la paz, pero lo que quería era el sometimiento a su voluntad. Por lo general, la paz de los dictadores no es sino la de la prisión o la tumba.
Conseguir la libertad con paz, por supuesto que no es tarea fácil. Va a requerirse para ello una gran destreza estratégica, organización y planificación. Sobre todo, requiere poder. Los demócratas no pueden esperar derribar la dictadura y establecer la libertad política sin la capacidad de ejercer su propio poder en forma eficaz.
Por lo general, las dictaduras parecen invulnerables. Las agencias de inteligencia, la policía, las fuerzas militares, las prisiones y los pelotones de fusilamiento están controlados por unos pocos con mucho poder. Las finanzas de un país, sus recursos naturales y su capacidad de producción, a menudo son saqueados por los dictadores y usados para apoyar su voluntad.
Identifiquemos los puntos débiles de las dictaduras:
1-Se les puede restringir o negar la cooperación de muchas personas, grupos o instituciones que necesitan para hacer funcionar el sistema.
2-Los requisitos y efectos de la políticas anteriores del régimen, de cierta manera limitan su capacidad presente para adoptar y ejecutar políticas contrarias.
3-El sistema puede convertirse en rutinario en cuanto a su modo de obrar y ser menos apto para ajustarse rápidamente a situaciones nuevas.
4-El personal y los recursos ya destinados para las tareas habituales, no estarán fácilmente disponibles para nuevas necesidades.
5-Los subordinados, temerosos de no complacer a sus superiores, pueden no proporcionar todos los detalles de la información que los dictadores necesitan para tomar decisiones.
6-La ideología puede erosionarse; los mitos y símbolos del sistema pueden perder su solidez.
7-Si hay una fuerte ideología que influye en la visión de la realidad, una adhesión firme a la misma puede ser causa de desatención de las condiciones y necesidades reales.
8-El deterioro de la competitividad y eficacia de la burocracia, o los excesivos controles y regulaciones, pueden volver ineficaces las políticas y operaciones del sistema.
9-Los conflictos institucionales internos y las rivalidades y hostilidades personales pueden dañar, o aún interrumpir, las operaciones de la dictadura.
10-Los intelectuales y los estudiantes pueden impacientarse por la condiciones o restricciones o el enfique doctrinario y la represión.
11-El público en general puede, con el tiempo, volverse apático y hasta hostil al régimen.
12-Las diferencias regionales, de clase o nacionales pueden agudizarse.
13-La jerarquía del poder de una dictadura es siempre, hasta cierto punto, inestable y a veces lo es extremadamente; los individuos no permaneces inmutables en sus posiciones y rangos, sino que pueden elevarse o caer a otros niveles, o ser separados por completo y sustituidos por un personal nuevo.
14-Los sectores de la policía o de las fuerzas militares pueden actuar para lograr sus propios objetivos, aún cuando esto sea contra la voluntad de los dictadores en el poder, y llegar hasta ek golpe de estado.
15-Si la dictadura es nueva, necesita tiempo para afianzarse bien.
16-Como en una dictadura, muy pocos tomas muchas decisiones, es probable que ocurran errores de juicio, de política o de acción.
17-Si el gobierno está buscando evitar estos peligros, y descentraliza los controles y la toma de decisiones, su control de los puntos claves para el poder puede deteriorarse aún más.
Conociendo semejantes debilidades intrínsecas, la oposición democrática puede buscar cómo agravar estos "talones de Aquiles" deliberadamente, a fin de alterar el sisntema drásticamente, o bien desintegrarlo.
Esto no quiere decir que las dictaduras se pueden destruir sin riesgos ni víctimas. Cualquier cursi de acción posible para lograr la liberación incurrirá en riesgos y sufrimiento potencial, y tomará tiempo para poder ponerse en marcha. Y, por supuesto, ningún medio de acción puede asegurar el triunfo rápido en cada situación. Sin embargo, los tipos de lucha que tienen como objetivo las debilidades identificables de la dictadura, tienen más posibilidad de éxito que aquellos en que se busca combatir la dictadura donde, a todas luces, está más fuerte.